26 Abr

Maravillosa semilla

Maravillosa semilla

Si pudiéramos viajar al pasado y aterrizar en México hace aproximadamente 2500 años, seguramente podríamos degustar el cacao en su versión original, molido y aromatizado con vainilla para crear una bebida espesa.

Este fruto del árbol de cacao científicamente llamado Theobroma Cacao era consumido por las tribus maya, azteca e inca porque se creía que daba poder, sabiduría, energía, curación e incluso virilidad, además de que era utilizada como moneda de cambio.

Se trata de una vaina amarilla en forma de melón que cuelga del cacaotero y guarda en su interior una verdadera joya. Al partirla se descubren entre 25 y 40 semillas de un tono entre blanco a morado pálido, un poco más grandes que los granos de café. Naturalmente son amargas y ásperas, pero mágicamente al fermentar y secar al sol o con secadores especiales, su sabor se suaviza y adquiere su característico color canela.

En su proceso industrial se realizan operaciones de limpieza, descascarillado, tostado y molido para obtener la pasta de cacao. Es la forma pura y sin refinar de chocolate del que se obtienen dos productos: manteca de cacao y sólidos de cacao que luego se mezclan con leche, azúcar y otros ingredientes, de ahí, sus diferentes porcentajes.

Según la combinación y cantidad de cacao que se le agregue resulta en diversas variedades, como el negro, que contiene un alto porcentaje de cacao; el chocolate con leche, de consistencia cremosa, mínimo porcentaje de cacao y leche en polvo.

El chocolate blanco que es una mezcla de manteca de cacao, leche en polvo y azúcar; el chocolate cobertura utilizado en repostería que posee una alta cantidad de manteca de cacao; y la gianduja, mezcla de cacao con avellana de donde derivan las cremas de chocolate.

En la gastronomía su uso es extenso, desde infinidad de recetas de repostería como chocolate fondant, tartas, postres, helados, bizcochos, bebidas calientes, frías y tragos.

Además de comidas saladas como codornices estofadas con chocolate y ensalada con vinagreta de chocolate, entre otras.

Cuantiosos estudios demuestran que el flavonoide que contiene es muy saludable para el sistema vascular, protege a las células y ayuda a prevenir algunas enfermedades del corazón.

Además, aumentan el flujo sanguíneo del sistema cerebral, mejorando la memoria y otros procesos cognitivos. El chocolate negro, tomado con moderación, ayuda a combatir estados de estrés y depresión.
Bolivia cuenta con aproximadamente 12.000 hectáreas de cultivo de cacao que abarcan principalmente los departamentos de Pando y Beni.

Este cacao silvestre de la Amazonía boliviana ha sido reconocido como uno de los 17 mejores a nivel mundial, de acuerdo a la celebración del Premio Internacional del Cacao 2015, realizado en el salón del Chocolate en París.

Así mismo, por tercera vez consecutiva, Bolivia se ubicó entre los 18 mejores cacaos del mundo, siendo uno de los 4 ganadores de la Región Sudamericana, en el evento mundial “Salon du Chocolat 2017” realizado en la ciudad de París – Francia.

En el pueblo Leco de la provincia Larecaja, al norte de La Paz, gran parte de su producción de cacao es vendida a la empresa Chocolates Para Ti. El resto lo utilizan para consumo interno y para la elaboración de chocolates artesanales.

En la industria, Bélgica es considerada la capital mundial del chocolate por su calidad y constante innovación. Incluso cuenta con un museo del chocolate que invita a dar un repaso por 4.000 años de historia del cacao.

El Cacao

Además de innumerables marcas que fabrican chocolate, se han abierto otros museos en todo el mundo (España, Alemania, Francia, Australia, Estados Unidos, Canadá y México, entre otros), con actividades educativas interesantes sobre su historia. También ha servido de inspiración en canciones o películas, entre ellas Como agua para el chocolate (1992), Chocolat (2000) y, Charlie y la fábrica de chocolate (2005) historias mágicas, dulces y tentadoras como el propio chocolate.

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