
Refresh para
Jardín de Asia
Los primeros pasos de la chef Camila Lechín por cocinas profesionales los hizo como practicante en Lima, en los restaurantes Astrid y Gastón, y La Mar de Gastón Acurio; en la Cocina y Cava de Leonor Espinosa en Bogotá; en Radio y The Standard del grupo Meyer en Dinamarca y finalmente en el Eleven Madison Park de Nueva York de Daniel Humm y Will Guidara, primero entre los 50 mejores del mundo en 2017.
Su primer trabajo fue como asistente del chef ejecutivo en Inés España Restaurante por casi 2 años. Hizo un voluntariado en el Bulli Lab en Barcelona, un centro de investigación gastronómico dirigido por Ferrán Adriá.
Llegó a Bolivia muy inspirada y con planes de abrir un restaurante, pero la oferta de trabajar en el prestigioso Hotel Los Tajibos fue un reto muy tentador y una decisión acertada. El primer año, estuvo a cargo del restaurante La Terraza, donde no sólo compartió sus conocimientos sino que aprendió muchísimo de sus compañeros y de la cocina.
Los cambios que introdujo en la carta y en el buffet del restaurante tuvo una respuesta fantástica del público, por eso, a sugerencia de Pedro Navarro, Chef Ejecutivo del hotel, Camila Lechín asumió la responsabilidad de actualizar y refrescar el menú de Jardín de Asia en diciembre de 2017. Esta apuesta de la gerencia fue acompañada por una inversión de renovación del restaurante que supera el millón y medio de bolivianos.
Camila se considera ecléctica o universal, le gusta todo e investiga lo que puede. Su concepto de “especialidad” tiene que ver con la técnica o forma de cocinar.
Los nuevos sabores están basados en técnicas de alta cocina francesa aplicadas a la cocina asiática; como demiglace de res emulsionado con jengibre, o gastrique de tamarindo, o reducción de cítricos emulsionada con mantequilla de miso; usando equipos modernos para aplicar técnicas de cocción a baja temperatura, donde el uso del sous-vide lo aplican tanto en carnes, infusiones o purés.
La paceña Camila Lechín estudió Ciencias Políticas en Buenos Aires y en su cuarto año, finalmente entendió que la cocina era su camino. En Lima se inscribió en Le Cordon Bleu y desde que cruzó la puerta del instituto la cocina la atrapó definitivamente. ¨Hoy, al entrar a trabajar, siento la misma emoción que sentí la primera vez que me cautivó¨, concluye.